Reseña
“Sonó el teléfono y supo que la iban a matar”
Ese es el punto de partida de Teresa Mendoza, la Mejicana que desde esa llamada huye y continua huyendo para salvar su vida.
Los errores son dolorosos, aunque reflejan en gran medida lo que uno es; a la misma vez marcan el derrotero a seguir, el lugar a donde se debe correr. Y Teresa no deja de correr a lo largo de todas la páginas de esta novela que atrapa por el poder que va más allá de la historia misma y que implica a todas las mujeres guerreras que por el bien o contra él huyen, a la vez que intentan armar una vida menos dramática que la real. Teresa corre, empuñando como única arma: la fortaleza de su corazón. Simon de Beauvoir, Rosario Castellanos y Virginia Woolf tenían razón al decir innumerables veces que el cambio de actitud y de forma de pensar no está en la sociedad masculina, sino en la femenina. Una mujer debe dar rienda suelta a las virtudes que tiene y aceptar el reto de recorrer el camino del héroe para resurgir como ave fénix: elevándose de las cenizas de esta vida para convertirse en quien ella misma quiera ser. (Beatriz Benito)
Es duro y difícil en la vida saber quién eres, luchar por seguir siéndolo más difícil aún y no morir en el intento es lo que la vida le impone como desafío a Teresa. La reina del sur EXISTIÓ, pero su nombre no era Teresa Mendoza, ni siquiera era la reina del sur, su nombre es Sandra Ávila Beltrán mejor conocida como La reina del pacifico.
El día que oí el corrido de Camelia la Tejana sentí la necesidad de escribir yo mismo la letra de una de aquellas canciones. Pero no tengo ni idea de música, ni sé resumir en pocas palabras historias perfectas como las que esa raza cuenta. Carezco del talento de Los Tigres del Norte o Los Tucanes de Tijuana, o de Chalino Sánchez, que era compositor, vocalista y gatillero de las mafias, y lo abrasaron a tiros, todo exquisitamente canónico, al salir de una cantina, en Sinaloa, por el narco o por una hembra. O por las dos cosas. Así que, tras darle muchas vueltas al asunto, decidí escribir un corrido de quinientas páginas y mezclar en él dos mundos, dos fronteras, dos tráficos.
(Arturo Pérez-Reverte, 2002.)
En su doble rol de periodista y escritor Arturo Pérez Reverte da vida a la protagonista de La reina del Sur. Si bien no es una de sus novelas que pueda considerar como favorita (no olvido El club Dumas o la saga del Capitán Alatriste) pero es sin duda un prodigio más de la eximia pluma de quien ha demostrado con creces ser uno de los más ilustrados y hábiles narradores el anterior y actual milenio. Un periodista es el hilo conductor de la historia y es a la vez quien organiza la trama y estructura la novela. Teresa Mendoza alias la Mejicana, alias la Reina del Sur ha sido la mujer del Güero Dávila, agente encubierto de la DEA (encubierto para casi todos incluso para Teresa hasta casi el final de la historia). Luego de la muerte del Güero por un ajuste de cuentas, Teresa corre. Corre desde su México natal hasta allende el mar hasta España donde luego de algunos tropiezos, cárcel mediante, se transforma en la reina del Sur, una mujer narcotraficante que se mueve como pez en el agua en un mundo donde los hombres siempre han liderado ora como víctimas, ora como victimarios. El periodista en cuestión que no es otro que el propio Pérez Reverte aunque su nombre nunca es mencionado en la historia, mantiene una serie de entrevistas con distintos personajes tanto del lado de los malos como del lado de los buenos. Unos y otros le van contando la historia y la trayectoria de la mejicana. Al lector corresponderá determinar quiénes son los buenos y quiénes los malos y de qué lado situaremos a Teresa. Y como de buenos y malos todos tenemos un poco, no se tarda en contemporizar con esta mujer que al fin y al cabo tiene la actividad que la vida y el destino le reservaron pero que no por eso deja de ser una mujer entera, valiente y leal, moral y tan ética como cualquiera. El armazón novelesco se arma en torno a esas entrevistas cuyo material resultante termina usando el periodista para escribir la novela que vamos leyendo, la historia de Teresa Mendoza que se desgrana de manera alterna entre una y otra entrevista.
Suelo recomendar en el taller literario, cuando de organizar una novela se trata, establecer desde el comienzo un método organizativo. Luego, sin perder de vista ni un momento la estructura, caminar rumbo a las metas, y comenzar a trabajar en los capítulos.
Sin lugar a dudas las entrevistas fueron para Pérez Reverte el disparador de esa organización y de alguna manera contienen un resumen del argumento que luego desarrollará, con tiempo, en cada capítulo de la vida de Teresa.
No apunto en mis reseñas a tomar una postura simplista diciendo solamente si una novela me gustó o no me gustó, eso se lo dejo al lector. Pero apunto respecto de La reina del Sur a decir que si bien Pérez Reverte hecha mano de hábiles recursos para comprometer al lector con la protagonista sin que por ello ésta se convierta en heroína ni tampoco en victimaria. Este término medio es difícil de lograr con un personaje tan comprometido como éste y sin duda solo la cintura literaria de Pérez Reverte lo ha hecho no solo posible sino creíble para el lector que siente en todo momento que Teresa Mendoza no es un ser de papel sino de carne y hueso.
Entre otras cosas este compromiso lejano a la adoración que un lector entabla con un personaje, y que Pérez Reverte ha logrado, se debe a una mirada pudorosa del autor que intenta no un compromiso desde lo sentimentaloide con el interior del personaje, sino un trabajo mesurado, y valga la definición en este caso, periodístico en el tratamiento de la protagonista. Mi agradecimiento a Pérez Reverte porque de haber caído en lo sentimental hubiésemos tenido entre manos una novelita rosa, intención lejos de la cual está la del autor con esta historia. Y ¿cuál ha sido entonces su intención?… el mismo nos responde:
Hay gente que sueña y que se resigna sólo a soñar y gente que sueña y que además, pone un pie delante del otro y camina para hacer realidad sus sueños. (Arturo Pérez-Reverte)
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Libros en el artículo
- La reina del sur – Arturo Pérez Reverte