Heroico, Honroso, Honorable, valiente, invencible. Se te ha pedido que seas un Héroe. Se olvidaron de pedirte que seas un Hombre.
Los Héroes se inventaron para hacernos creer que los Hombres deben ser Heroicos o peor aún que para ser un Hombre debes ser un Héroe. Y el relato corrió de boca en boca. Pero poco a poco la realidad fue separándose de la ficción y los Héroes se convirtieron en Hombres y los Hombres respiran un poco más aliviados. Porque lo cierto es que los Héroes no existen. Sin embargo, vencer el modelo Heroico no ha sido tarea fácil.
La historia del Héroe es un arquetipo que se remonta a los tiempos más antiguos de la narrativa humana. Un ideal, un modelo colectivo presente y, desde las epopeyas de la antigua Grecia hasta las películas de superhéroes contemporáneas, el Héroe ha sido un elemento central en innumerables historias. A tal punto que por tradición, por idealismo, por costumbre o por algo tan irrelevante como la estrechez de mente, se ha establecido que Hombre debe ser sinónimo de Héroe o si no, no serás nada. Pero aquí vengo, quien quiera oír que oiga, he llegado para contarles que esa idea maduró, se pudrió y cayó por su propio peso. De todas formas no ha sido, créanme, un camino se rosas. Repasemos juntos.
Todo empezó con Hércules. En la mitología griega, Hércules es uno de los héroes más famosos. Conocido por su fuerza sobrehumana y sus doce trabajos, es reverenciado por su valentía y su lucha contra monstruos y villanos. Por eso, Hombre del presente se te pide que seas Hércules y aunque tu trabajo sea uno solo y no te alcance ni para llegar a fin de mes, igualmente deberás demostrar que eres capaz de vencer a la Hidra o de salvar a la Humanidad. Primer metida de pata, los desafíos sobrenaturales no son naturales y por ende no están en la naturaleza de nadie, de un Hombre tampoco. Las hazañas extraordinarias no tienen espacio en la vida de todos los días. Si quieres una hazaña a la cual enfrentarte subsiste en el mundo actual y trata de salir sin un rasguño pero por favor, no te hagas el Héroe que ya nadie te lo creerá y además, créeme, te sacas un peso de encima.
Las epopeyas no me dejan, puedes decir. Y lo cierto es que tienes razón. La Ilíada y la Odisea de Homero, presentaban Héroes como Aquiles y Ulises que luchaban en guerras y emprendían viajes épicos enfrentándose a monstruos y dioses, gracias a eso encima recibían el amor de las princesas más bellas y los honores reservados a los más heroicos. Algunos como Ulises incluso se atrevían a volver para contarlo. Vuelvo a darte la razón, imposible luchar contra esos Héroes.
Para colmo de males la literatura que no cesa de reinventarse y de repetirse en ese intento, deja atrás a Homero en el tiempo más no en la insistencia machacona sobre la forja de Héroes. De manera que en la literatura medieval europea, los héroes como el Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda representaban ideales de caballerosidad, Honor y valentía e iban modelando al Hombre ideal o al menos al único que valía la pena Honrar. Sin embargo, no se trata de golpearse con el cilicio, sino más bien de reconocer y agradecer que esos Héroes ni siquiera hayan existido aunque nos quieran hacer creer lo contrario. Muchos están convencidos de que el Rey Arturo fue real, sin embargo vengo a desasnarte, vengo para desenmascarar al Héroe que nunca existió porque la artúrica es solo una hermosa leyenda y vale la pena saberlo para que no sientas que debes ser Arturo o algo parecido para obtener el favor de alguna dama o tener el mundo a tus pies. Y como lo cortés no quita lo valiente, tú, Hombre de hoy que aunque no parezca eres un valiente, puedes adentrarte en Las nieblas de Avalon de Marion Zimmer Bradley, para disfrutar la historia y ubicarla donde le corresponde en el plano de las leyendas que a Dios gracias, no son la realidad. Esta novela re-imagina la leyenda artúrica desde la perspectiva de las mujeres que rodean al Rey Arturo, especialmente Morgana le Fay. Es una obra conocida por su exploración en temas como la religión y la política y el perfil del Héroe y aunque escrita con un enfoque feminista, o quizás gracias a eso, pone blanco sobre negro respecto a los héroes que insisto: no existieron. Y si no existieron para qué hacerte problema. Ahora bien si saltamos al período del romanticismo, volvemos a cilicio porque los héroes literarios como el Conde de Montecristo de Alejandro Dumas o Jean Valjean, protagonista de Los Miserables de Victor Hugo o Don Juan, el legendario seductor y aventurero cuya leyenda ha sido retratada por Lord Byron no te la van a poner fácil.
Por suerte el Romanticismo es una etapa durante la cual muchos valores se ponen en duda y aparecen los denominados antihéroes. Viene en tu auxilio Miguel de Cervantes Saavedra con su obra maestra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, considerado uno de los primeros antihéroes en la literatura. Aunque Don Quijote se embarca en nobles aventuras con la intención de ser un caballero andante, su idealismo excesivo y su desconexión con la realidad lo llevan a situaciones cómicas y a menudo desastrosas. En lugar de ser un Héroe tradicional, valiente y exitoso, Don Quijote es un personaje torpe, ingenuo y a veces ridículo. Su lucha contra molinos de viento imaginándolos como gigantes es un ejemplo icónico de su delirio de grandeza y de su falta de conexión con la realidad. A través de Don Quijote, Cervantes desafía las convenciones de la literatura de caballería y ofrece una visión más realista y humorística de la vida, la aventura y del hombre.
Pero la literatura tiene ese no sé qué que nos obliga a quedar adheridos a viejos modelos que han dado éxito en el pasado. Me refiero al Héroe, a quién sino.
Y llegado el siglo XX, parece que no hemos aprendido nada, parece que no dejamos tranquilo al Hombre contemporáneo a quien seguimos pidiéndole ser el Héroe del momento. Y para avalar la heroicidad, el héroe moderno adquiere nuevas facetas a través de los medios de comunicación de masas. Desde personajes de cómics como Superman y Batman hasta héroes de acción como James Bond y Luke Skywalker, los héroes modernos a menudo son figuras complejas que enfrentan desafíos tanto físicos como psicológicos.
No desesperes Hombre de Hoy que a pesar de la literatura romántica en auge con escritoras como Florencia Bonelli o Diana Gabaldon que siguen llenándole la cabeza de ideas rosadas a sus lectoras, hay otros autores que han hecho del antihéroe el nuevo Héroe. Tal es el caso de J. D. Salinger con Holden Caulfield el personaje de El guardián entre el centeno, o John Kennedy Toole ganador del Pulitzer con su personaje de Ignatus que en La conjura de los necios desafía los parámetros de cualquier héroe tradicional.
Los extremos nunca fueron ni son ni serán buenos, por eso ojo que muchos de estos antihéroes se pasan tanto a la vereda de enfrente que tampoco son buenos como ejemplos a seguir. Los antihéroes en la literatura contemporánea han ganado un lugar destacado gracias a su complejidad y su capacidad para desafiar las convenciones tradicionales de los Héroes. Estos personajes suelen ser imperfectos, a menudo moralmente ambiguos y están llenos de contradicciones. Por eso es tan peligroso emular a ciertos anti-héroes como a los Héroes tradicionales. Por ejemplo Tyler Durden de El club de la lucha de Chuck Palahniuk. Tyler es un personaje carismático pero destructivo que desafía las normas sociales y abraza el caos como una forma de liberación personal. No te recomiendo esa vereda como tampoco la de Lou Ford de El asesino dentro de mí de Jim Thompson. Lou es un sheriff aparentemente común y corriente en una pequeña ciudad, pero esconde un lado oscuro y violento que lo lleva a cometer crímenes atroces.
Randle McMurphy en Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey, Tom Ripley en la serie de libros El talento de Mr. Ripley de Patricia Highsmith, Meursault en El extranjero de Albert Camus, Tyrion Lannister de la saga Canción de hielo y fuego de George R.R. Martin, Joe Goldberg en Tú de Caroline Kepnes y podría citar docenas de ejemplos desmitificando la Heroicidad para ayudarte a que deje de ser la bandera que debes enarbolar y quizás justamente por eso de humanizarlo, es que en las últimas décadas, han alcanzado una popularidad creciente los antihéroes, personajes que no cumplen con los estándares tradicionales que implican Hombría o Hazañas Heroicas pero que a menudo son protagonistas carismáticos que si bien son complejos en su psicología se acercan más a lo que tú eres Hombre, a lo que tú puedes ser.
Profesora de escritura creativa y coordinadora de talleres literarios, editora y correctora literaria, reseñadora y crítica literaria.
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Libros en el artículo
- Alguien voló sobre el nido del cuco – Ken Kesey
- Don Juan – Lord Byron
- El club de la lucha – Chuck Palahniuk
- El extranjero – Albert Camus
- Tú – Caroline Kepnes
- Las nieblas de Avalon – Marion Zimmer Bradley
- Don Quijote de la Mancha – Miguel de Cervantes
- El conde de Montecristo – Alexandre Dumas
- El talento de Mr. Ripley – Patricia Highsmith
- Los Miserables – Victor Hugo
- El guardián entre el centeno – J. D. Salinger
- La conjura de los necios – John Kennedy Tool
- Juego de tronos – George R. R. Martin
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