Querido villano

La novela contemporánea es sin lugar a dudas la historia de personajes. El héroe clásico, cuyas acciones solo servían para mostrar y demostrar que era el paladín de la justicia, ya no existe. El fin de siglo XIX deshizo la ilusión que sostuvo durante décadas a los protagonistas de las novelas decimonónicas: la verdad de la vida no hay que ir a buscarla en los superhombres, sino en los individuos dotados del poder prodigioso de ser simplemente humanos.

A diferencia de otros tiempos, hoy en día las novelas tienen protagonistas (secundarios o primarios) que como simples actores re-crean las acciones de los seres que en la vida real podríamos ser cualquiera de nosotros. Los personajes de las novelas de nuestro presente, desprovistos de una particularidad propia que los estereotipe, evolucionan, se transforman, se construyen y de-construyen de acuerdo a sus experiencias. Casi como usted, como vos/tu, como yo. Toda la novela moderna, e incluso de la postmoderna, se nutre de la desaparición de las fronteras entre personaje y narrador. En la novela del XXI cualquier personaje es capaz de contar por sí mismo su propia novela. Para eso es necesario que el autor desaparezca, que el narrador se convierta en el medio, en la voz que el autor autoriza para contarnos la historia pero teniendo en claro que quienes cuentan la historia son quienes la viven y quienes la viven son, ni más ni menos, que los personajes.

La novela no inventa, la novela re-crea la vida, es decir vuelve a crear, a darle forma a una historia y esta debe ser lo más cercana posible a la realidad. La realidad está integrada por personas de todo tipo, están los buenos, los malos, los más o menos. En una novela que se precie de tal, que no trate de imitar estereotipos pasados de moda, en una historia donde los clichés del súper héroe necesariamente deben ser dejados de lado, en una novela del silo XXI deberán coexistir el bueno y el malo. Seamos claros, sin un antagonista que se la ponga difícil al protagonista la historia no existiría. Es por eso que existen los villanos. Los villanos son un recurso argumental inevitable y sobre los cuales gira la trama.
Cínicos, poderosos, siniestros, los villanos de la literatura adquieren diversas formas y rostros. Pueden parecernos monstruos a los que hay que derrotar cueste lo que cueste pero casi siempre están para que el lector entienda que los protagonistas de las historias noveladas como los protagonistas de la vida real, no estamos solos y que casi siempre tenemos que luchar con diversos demonios: propios o ajenos. Los villanos vienen a mostrarnos entonces, la otra cara de la vida, esa cara que no es color de rosa.
Recordemos algunos villanos que han pasado a la historia de la literatura y ocupan hoy por hoy un lugar codo a codo con los protagonistas.

El antagonista del “Otelo” de Shakespeare es el fiel alférez del famoso rey moro (protagonista), a quien envidia por el amor que le profesa su esposa, Dedémona y se ha convertido en uno de los grandes villanos de la literatura, estamos hablando de Yago.
Lord Voldemort, el villano de uno de los mayores fenómenos literarios del último tiempo, “Harry Potter”, de J.K. Rowling, es el hechicero más poderoso de todos los tiempos y eterno antagonista del niño mago.
Pocos podremos olvidar al doctor Hannibal Lecter de “Dragón Rojo” la novela de Thomas Harris, un sicópata caníbal, culto y sádico.
Otro mago poderoso que encarna la destrucción y el deseo desmedido de poder es Sauron, de “El Señor de los Anillos”, escrito por J.R.R. Tolkien, y se convierte en el principal antagonista de Aragorn.
Qué sería de las historias de Conan Doyle sin el Profesor James Moriarty, un genio del delito que solo puede ser cazado por alguien que esté a su altura, alguien como Sherlock Holmes.
John Silver el Largo fue el pirata más famoso de la literatura, un villano persuasivo y manipulador que pertenece al mundo de “La isla del tesoro” de Robert Louis Stevenson.

Los villanos de la literatura moderna son el contrapunto de los héroes imbatibles, siempre buscando la más mínima oportunidad para quedarse incluso con el protagonismo de muchas novelas.
Tal es el caso de Jean Baptiste Grenouille, curtidor, perfumista y asesino francés, es el protagonista de la novela “El perfume”, escrita por el autor danés Patrick Süskind.
Tom Ripley es el personaje protagonista de cinco novelas escritas por la autora estadounidense Patricia Highsmith: “El talento de Mr. Ripley, La máscara de Ripley, El juego de Ripley, Tras los pasos de Ripley, Ripley en peligro”. Sociópata, inteligente, camaleónico y sin escrúpulos serían, junto a una gran suerte, las características que definirían a Tom Ripley, siempre en busca de la mejor vida posible, aunque esa vida no sea la suya y tenga que tomarla por la fuerza.

Aunque los buenos parecieran ganar siempre todas las batallas, no podrían convertirse en los grandes héroes sin su correspondiente villano. Los villanos son parte indispensable de la literatura, y como hemos visto los malos también triunfan como contrapunto a los buenos, o incluso imponiéndose a estos y tomando el protagonismo de muchas historias simplemente porque encarnan la realidad de la vida misma: un peligroso juego entre el bien y el mal.


Libros en el artículo

  • El antagonista «Yago» del Otelo – Williams Shakespeare
  • El villano «Lord Voldemort» de Harry Porter – J. K. Rowling
  • El sicópata «Hannibal Lecter» de Dragón Rojo – Thomas Harris
  • El poder de «Sauron» en El Señor de los Anillos – J.R.R. Tolkien
  • El pirata «John Silver el Largo» de La isla del tesoro – Robert Louis Stevenson
  • El asesino «Jean Baptiste Grenouille» de El perfume – Patrick Süskind
  • El camaleónico «Tom Ripley» de la saga Ripley – Patricia Highsmith

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