Reseña
El amor mueve al mundo. El amor es la energía que mueve al mundo, dijo alguien alguna vez. Amar es abrirse a los demás, en lugar de someterse a la soledad.
El amor es el motor que impulsa sueños, que construye vidas o las destruye. Aunque el amor más que un sentimiento yo diría que es un estado, el autor James Baldwin parte de la idea de amor de pareja como sublimación de la existencia.
Visto de otro modo, podríamos decir que todos los seres que se mueven en el universo del «Otro país» tienen una extrema carencia que los impulsa a tener una noción limitada del amor. Sus personajes sienten un gran agujero interior, un vacío existencial que pretenden llenar con una pareja, con ese amor ideal que no existe porque es como un helado de fresa que una vez que se derrite el vacío vuelve irremediablemente. Porque lo que persiguen esos seres solitarios del Otro país, no es tan solo el amor del otro, sino el amor como estado elevado del ser.
El amor de pareja es el punto de partida visible de todos los personajes de la historia: Rufo, Vivalvo, Richard, Cass, Yves, Eric, Ida. Sin embargo y aunque cada uno de todos estos seres buscan el amor de manera desesperada, lo que realmente buscan en el fondo es lo que una relación de pareja conlleva: comprensión, contención, satisfacción y por qué no sexo. El sexo como una forma de llegar al otro, como una manera de subliminar los deseos propios y hacer realidad aunque más no sea por un segundo eso de que la vida es hermosa al lado de ese ser que la vida puso a mi lado. Los habitantes del mundo de Baldwin se buscan a sí mismos.
El Amor lo podemos experimentar únicamente en ausencia de emociones y pensamientos negativos. Es como decir que el AMOR y el ODIO no pueden convivir; mientras el primero une, el segundo separa y solo tenemos al uno o al otro. Pero la realidad es que amor y odio deben convivir y equilibrarse de tal manera que el Amor termine emanando desde adentro de cada uno de nosotros y no del otro hacia nosotros.
Baldwin fue un hombre en perpetua lucha contra el color de su piel, su sexualidad y su país. El color de su piel por ser negro, un escritor negro con una mente extraordinariamente lúcida intentando abrirse camino en la élite intelectual de Occidente en las décadas de los 50s y los 60s. A pesar de ser negro, a pesar de ser homosexual (el autor y muchos de los protagonistas) a pesar de que el problema de los negros y los homosexuales no queda exento en la historia, Otro país no habla de los negros ni de los homosexuales, sino de todos los que se sienten marginados por falta de amor, de todos aquellos que se sienten frustrados con su vida de una manera u otra.
Otro país, para muchos la obra maestra de Baldwin, refleja claramente las luchas internas que desgarraban al autor. Se trata de una novela de decepción y desamor, más concretamente, de la desazón infinita inherente a la condición humana, de esa especie de inquietud o insatisfacción con la que muchos de nosotros podremos identificarnos.
Los personajes de la novela son inquietos seres insatisfechos que buscan el amor y la felicidad entrampándose en relaciones auto-destructivas que no van a depararles un solo momento de sosiego. Son niños intentando calmar su sed con un vaso de agua salada.
La acción transcurre en Nueva York y está centrada sobre todo en la sociedad de Harlem, y en ese contexto, la muerte del protagonista simboliza el trato que las personas reciben en un medio hostil, y la necesidad casi desesperante de hallar consuelo en el otro cuando en realidad la solución está en empezar por aprender a amarnos a nosotros mismos, es el camino hacia el amor de verdad.
El estilo de Baldwin es simple, directo y no queda exento de poesía y hondas imágenes que pintan el estado de ánimo de sus personajes de manera excelente. Como en todos los grandes escritores, los personajes de Baldwin cobran vida propia, y éste se limita a expresar sus sentimientos en palabras.
Hemos de amarnos o moriremos, ha declarado Baldwin en una entrevista de la prensa, y eso es lo que aparece en su novela. Amarnos a nosotros mismos o moriremos en el intento por encontrar fuera lo que siempre estuvo adentro. Una novela que deja un extraño sabor a menta: picante y fresca, inquietante y turbulenta. No sé si me gusta la menta o el deseo que despierta en mí. Otro país despierta el deseo de bucear en uno mismo para hallar eso que hasta ahora solo se nos ocurrió buscar en el otro.
Profesora de escritura creativa y coordinadora de talleres literarios, editora y correctora literaria, reseñadora y crítica literaria.
Libros en el artículo
- Otro país – James Baldwin