Hablemos de ventas

No importa que seas una buena escritora o un buen escritor, ni que el libro te parezca muy bueno o que te hayas emocionado al escribirlo. Las emociones son una reacción normal ya que escribamos sobre lo que escribamos siempre expresaremos algo de nuestro interior, cuestiones que conscientes o inconscientes tendrán que ver con nuestras experiencias emocionales.

Como sea, todos los editores, agentes y ejecutivos de las editoriales interesadas se plantearán siempre la misma cuestión: ¿Es comerciable? Y te dejarán la pregunta picando.
Lo cierto es que en este aspecto no hay reglas milagrosas ni infalibles, pero podemos acercarte algunas razones que te harán reflexionar sobre este aspecto.
Vamos a resumir este complicado aspecto en los elementos que consideramos necesarios para un buen resultado de ventas. Al estudiar el éxito comercial de una novela conviene recordar que nunca depende de un solo factor.

Si buscamos los elementos que apoyan el éxito de un libro, podríamos considerar los siguientes:

1. Capacidad de venta.

2. Originalidad.

3. Una estructura adecuada.

4. Un buen desarrollo de perfil de los personajes.

Si falta alguno de estos elementos, hay bastantes posibilidades de que el libro no se venda. Si a una historia le falta la tensión apropiada o no tiene sentido y el lector no se identifica con los personajes será muy difícil venderla en cualquier mercado en el que se intente.
Naturalmente, todos hemos leído libros sin una estructura sólida, algunos de ellos llega-ron incluso a obtener buen éxito comercial, pero estas excepciones son muy escasas. La mayoría de los súper-éxitos comerciales El código Da Vinci, El tiempo entre costuras, sin mencionar por supuesto esos libros realmente escritos con excelencia que se han convertido en verdaderos clásicos como El nombre de la rosa, El guardián en el centeno y tantos otros que nos dejan con la boca abierta a nosotros y a cualquier editor.

¿Qué tienen en común?

Todos parten de historias muy bien estructuradas y de personajes con los que nos podemos identificar.
Una buena estructura ha demostrado ser, una y otra vez, un factor esencial del éxito de una novela. Una estructura pobre ha sido, por el contrario, la razón principal del fracaso de muchos libros, a pesar de poseer el resto de los ingredientes comerciales correctos.
Claro que la estructura por sí sola dice muy poco si no va apoyada por escritores creativos y cuando hablo de creatividad, innegablemente esta se emparenta con la originalidad. Cuando las editoriales hablan de creatividad suelen querer decir: ¿Es la historia original? ¿Fresca? ¿Diferente? ¿Tiene algo que la distinga del resto? y también: ¿Tiene gancho?, ¿Es atrayente? ¿Se ve el lector atrapado por el planteamiento?

Muchas de las novelas que más éxito han alcanzado se basan en una idea original bien desarrollada. La originalidad es la confluencia del contenido y de la forma, de una singular elección del tema además de una forma narrativa única. El contenido (el entorno, los personajes, las ideas) y la forma (la selección y la organización de los acontecimientos) se necesitan, se inspiran e interaccionan. La temática debe ser clara, puede ser de acontecimientos actuales o del pasado o del futuro pero debe ser una temática que interese, de situaciones que perduran en el tiempo.
Por supuesto que no hablamos de escribir solo historias comerciales pero sí de incluir en una historia elementos bien emplazados y realizar un trabajo minucioso y bien desarrollado de las historias secundarias. El tema debe poder expresarse en una única frase que describa cómo y por qué la vida cambia de una situación al principio hasta otra al final.

Tampoco la originalidad por sí misma basta para que un libro sea comercial. Debe haber elementos que ayuden a venderlo y cautiven al público.
Los escritores saben y consideran sus libros como obras de arte pero aunque suene prosaico debemos considerar al libro como un objeto de venta, para algunos la idea de venta puede significar alcanzar el éxito financiero para otros, menos ambiciosos en ese aspecto, puede que la esperanza sea alcanzar la mayor cantidad de lectores posible. Para eso se escribe al fin de cuentas, para que nos lean.
La Capacidad de venta puede considerarse como uno de los factores que hacen que la gente invierta en la compra de un libro y que éste tenga razonables expectativas de éxito. Y en ese aspecto nos centraremos.
Hay algunos elementos comerciales que pueden ser definidos y explicados. Son conceptos subyacentes que hacen que la gente quiera leer un libro. Estos elementos debes desarrollarlos e integrarlos en tu historia para hacerla comercialmente atractiva.
Por lo general la gente compra un libro porque hay algo interesante dentro de la historia, la gente se identifica de alguna manera tanto con los personajes como con la historia pero también con la temática. Se diría que conecta con ellos. Conexión o sintonía es la palabra clave para la capacidad de venta.
La mayoría de las novelas de éxito que se apoyan en temas y tendencias sociales buscan también asegurar la «sintonía» con lo comercial insistiendo en los aspectos personales de la historia.

El factor personal de la conexión con el lector parte de dos elementos, el descriptivo y el prescriptivo.
El elemento descriptivo nos “muestra” cómo es. El prescriptivo nos “explica” cómo es. Para alcanzar éxito, una novela puede centrarse tanto en uno de estos dos elementos como en ambos.
La historia descriptiva muestra, con realismo y precisión, cómo actuará o reaccionará un tipo determinado de personaje dentro de una situación dada. Todos hemos leído historias donde las reacciones son absolutamente “reales” y “auténticas”. Historias en las que el lector puede decir “así exactamente se comporta ese tipo de personas”. El éxito depende de lograr en los personajes las emociones en su punto justo, huir de los estereotipos pero mantenerse dentro de lo racional.

Si se trata, por ejemplo, de una historia descriptiva de un chico de quince años que se ha enamorado por primera vez: puede ruborizarse, puede actuar con torpeza, puede ponerse gafas de sol, puede empeñarse en llevar un peinado de moda que no le siente nada bien. Psicológicamente, puede faltarle confianza o puede tratar de imitar a su jugador de fútbol preferido porque se siente inseguro de sus propias buenas cualidades. Emocionalmente, puede enfadarse, o irritarse, o querer que le dejen solo, o reír en exceso. Las historias descriptivas nos muestran las características de esos personajes en acción. Esas características deberán dosificarse para mantenernos dentro de parámetros creíbles, dentro de lo racional.

Si escribes una historia prescriptiva, tu personaje puede ser el primero de la clase o el que mejor juega al fútbol. Físicamente, es probable que sea fuerte, alto y con buena pinta: el típico chico de aspecto guapetón. Psicológicamente, tendrá bastante confianza en sí mismo, no tendrá a nadie que le cuide en la vida y estará convencido de que puede conseguir cualquier cosa que se proponga. Emocionalmente, será firme como una roca, impávido ante el dolor o el miedo y sin que nada le haga retroceder. Las historias prescriptivas nos enumeran las características de un personaje, no sus acciones. Como en el caso anterior también deberás intentarlo hasta alcanzar un equilibrio lógico.

Cualquiera sea la modalidad que elijas para caracterizar a tus personajes recuerda siempre que las acciones son siempre más creíbles que las explicaciones o enumeraciones pero, si unas van acompañadas de otras, el equilibrio está casi al alcance de tu mano.
La mayoría de las historias conectan con el público desde los dos niveles, bien creando unos personajes descriptivos y otros prescriptivos, pero siempre creando un arco de transformación para el personaje principal que lo lleva de la inseguridad al heroísmo; de la timidez a lo extrovertido y más abierto al contacto personal, etc.

Ésta es otra razón por la que algunas novelas son tan populares. No sólo tienen un tema universal fácil de entender, sino que nos conectan, además, con la transformación del personaje.

No escribas para que tu libro se convierta en bestseller, no escribas pensando en que te harás rico y famoso con la venta de tu libro, no te esfuerces por parecerte a nadie, no escribas para una élite, tampoco disminuyas la calidad, solo escribe y busca siempre la originalidad. La originalidad es un resultado no una meta.
Escribir un libro original y que destaque entre la gran cantidad de obras que se publican cada año no es sencillo y aunque no hay una fórmula mágica para que tu libro sea uno de los más vendidos, si tienes tus objetivos y estrategias definidas, será más sencillo poder llegar a la meta.

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