Se publica: Klara y el sol (2021), séptima novela y primera desde que Kazuo Ishiguro recibió el Nobel en 2017.
Ishiguro (Nagasaki, 1954) apuntaba, al recibir el premio en Estocolmo, que “las ficciones pueden entretener, en ocasiones enseñar o polemizar sobre algún tema. Pero para mí lo esencial es que transmitan sentimientos, que apelen a lo que compartimos como seres humanos.”
Y de eso exactamente trata Klara y el sol: la protagonista escogida por Ishiguro para hacer funcionar todo el asunto es una AA (Amiga Artificial) especializada en el cuidado de niños y el tema trata del abismo de las ilusiones ficticias que, en ocasiones, devienen en lo que nos conecta con nuestros sentimientos más fuertes.
Los críticos de Ishiguro no dejan de celebrar a la vez que de extrañarse por su manipulación de géneros y su reincidente flirteo con lo distópico.
Con el personaje de esta novela, Ishiguro va más lejos que nunca en este sentido. Klara, en un mañana cercano en el que los sentimientos han sido erosionados por todo lo tech y en un país indeterminado, también tiene cuestionamientos para con sus creadores y el modo en el que se someten a aquello que Proust definió como “las intermitencias del corazón” ligadas siempre a “las perturbaciones de la memoria”. Y, sí, en ocasiones, una máquina está más y mejor dotada para comprender lo que significa ser humano.
Klara y el sol es otra kazuoriana e ishigurística novela de Kazuo Ishiguro.
Veremos cómo funciona.