El escritor argentino Sergio Chejfec falleció el sábado 2 de abril 2022 a los 65 años en la ciudad de Nueva York, donde vivía y daba clases. Dejó una obra singular y exquisita que fue traducida al inglés, portugués, francés y alemán e incluye títulos como «Lenta biografía«, «Mis dos mundos«, «El llamado de la especie» y los más recientes «Teoría del ascensor» y «No hablen de mí. Historia de un museo».
El autor dictaba cursos y talleres de literatura en el Programa de Escritura Creativa en Español de la New York University y desde hacía tres décadas no vivía en Argentina, aunque venía de visita y estaba atento a las publicaciones contemporáneas. El último viaje a Buenos Aires había sido en diciembre 2021.
En 1990, a punto de editar su primera novela (Lenta biografía), decidió partir a Venezuela, donde vivió entre 1990 y 2004, y entre otras actividades se dedicó a publicar en Nueva sociedad, un diario sobre temas de política, cultura y ciencias sociales. Luego se mudó a Nueva York que desde 2005 fue su ciudad de residencia.
«Yo quería vivir fuera de Argentina y me sirvió estar en Venezuela porque es un país muy lábil, por decirlo así: no tiene un campo intelectual muy consolidado, no hay un acento muy marcado, ni una oralidad distintiva. De todos modos, para mí la cuestión era estar fuera para tener una relación esquiva con Argentina, pendiente de lo que se hace y escribe acá, pero al mismo tiempo, al estar fuera físicamente, tener una relación productiva de nostalgia», explicaba hace unos años su necesidad de escribir fuera del país”.
«A lo mejor lo único vedado que debería tener un escritor es escribir ficción, porque ello contendría un grado de violencia conceptual que ninguna buena ficción sería capaz de redimir. Hablo en términos abstractos, porque a menudo sucumbo ante la ficción. La ficción como escenario de la narración no me gusta, me suena pretenciosa. Prefiero una voz más baja, digamos lo dado, como requisito para el relato. Ahí se presentaría una imaginación más hospitalaria a registros distintos a la ficción», decía también en una entrevista.
En ese mismo reportaje se había explayado también sobre su experiencia de errancia por distintos países. «El tránsito por otros países torna más material el paso del tiempo: la brecha no es solo geográfica. El emigrado está lejos de su país, pero también de la red de simultaneidades que lo acompañaba cuando vivía en él; una de las más notorias, la lengua. La incidencia en la escritura depende de cada caso. Uno negocia imperceptiblemente con la lengua del pasado de su comunidad. Pero como nunca tuve oído para una narración verista o coloquial, la lengua en la que me envolví fue desde un principio un poco ausente», planteaba.
Sebastián Martínez Daniell, uno de los responsables del sello que lo publicaba, quien comenzó un vínculo como editor y luego se transformó en su amigo, dijo que «fue un privilegio ser su editor y haber participado, aunque sea mínimamente, en la difusión de su obra, una de las más sólida y original de la literatura argentina de los últimos 50 años».
«Además de un privilegio fue un placer trabajar con él y haber pasado del rol de editor a de amigo», destacó el autor de «Dos sherpas» y contó que Chejfec estaba muy atento a lo que se publicaba en Argentina.
El poeta y escritor Mario Arteca dijo no haberlo conocido mucho pero recordó una vez que se quedaron hablando «hasta tarde después de una charla que dio con el amigo Loli Becerra en el Centro Cultural Malvinas, en julio de 2011, en el marco de ese maravilloso ciclo que hacía el querido Ramón Tarruella y su editorial Mil Botellas» y lo describió como «un tipo de lo más agradable, cálido, con una conversación pausada, donde parecía elegir las palabras para no degradar la conversación. Una capacidad de análisis y de conocimiento de la literatura como no he visto muy seguido».
El escritor y crítico Daniel Molina recordó que «durante los 80 y gran parte de los 90» se veían «asiduamente». «Fue amigo de todos nosotros, desde Charlie Feiling hasta Luis Chitarroni. Un gran tipo; un escritor excepcional y extraño», publicó en su cuenta de Twitter.
La escritora, poeta y docente María Negroni lo recordó citándolo en su cuenta de Twitter: «Los recuerdos no me interesan para ser recordados. No me interesa una literatura que sea fiel a los recuerdos y que le brinde tributo al hecho de recordar. Me interesa como experiencia del pensamiento», publicó junto a una foto del escritor en la vereda de un bar.
La escritora y docente Gloria Peirano posteó en su muro de Facebook la portada de su libro «Lenta biografía» y expresó: «No encontré mi ejemplar viejo de esta novela maravillosa, inolvidable, que me abrió las puertas, hace años, a su escritura».
Gracias Sergio Chejfec.
Libros en el artículo
- Lenta biografía – Sergio Chejfec
- Mis dos mundos – Sergio Chejfec
- El llamado de la especie – Sergio Chejfec