Próximo destino…

No sé ustedes, pero para mí emprender la lectura de un nuevo libro es como emprender un viaje a tierras prometidas. Esas tierras que se nos prometen desde la contratapa, desde las reseñas en los blogs literarios o desde las comunidades literarias que le otorgan desde 1 a 5 estrellas a cada sitio por visitar, a cada libro por leer.

Una buena novela puede transportarte a cualquier sitio, a los más inesperados parajes. Desde las profundidades del océano hasta galaxias lejanas o mundos imposibles que nunca podrían existir. Hasta he viajado a la vuelta de casa de una manera como nunca se me hubiese ocurrido hacerlo. A la vuelta de casa es una forma de decir para señalar que he conocido parajes de mi propio país cuya existencia ignoraba completamente.
Lo cierto es que cuando uno ataca un libro (literalmente los ataco y como a presas no los suelto hasta que los devoro… perdón, hasta que los termino de leer). Lo más importante es la historia, nadie lo puede negar, y entonces comienza el viaje. Pero resulta que esa historia necesariamente debe tener un contexto para que cobre fuerza y entonces: “Abróchense sus cinturones que vamos a aterrizar”.
Y cuando descendemos en esa nueva tierra dejamos la realidad y estamos (literalmente) allí.

El escenario donde se viven los acontecimientos habla por sí solo, habla por sus personajes y te habla a ti como lector. Te cuenta de mundos lejanos, maravillosos e imposibles y también de lugares no tan lejanos, más verosímiles. Aunque nunca hayas pisado Escocia, leyendo es posible.
¿Que tu presupuesto no alcanza para viajar a la China? Leyendo es posible. Y a Sudáfrica, a Mongolia, a Egipto o acá a la vuelta. El autor teje un universo a tu alrededor y te lleva adonde quieras. Viajar usando el libro como medio de transporte es posible, ya lo hemos discutido, analizado y comprobado en el artículo «Leer es viajar» concluimos entendiendo que al abrir las tapas de un libro comienzas a caminar, a navegar, a volar, a viajar.
Pero ¿cómo elegir tu próximo destino?

Todos los países del mundo están llenos de historias e inspiración para el novelista. Y la ficción es una excelente manera de explorar la historia y el potencial de un lugar real de una manera que las crónicas de viaje no logran mejorar.

¿Qué lugares son los más visitados? Si tenemos en cuenta que es el autor de un libro quien entreteje las rutas y traza los mapas por donde viajamos o viajaremos, cabe preguntarse entonces: ¿Qué autores son los más leídos?
Si vamos un poco más allá y nos apetece compartir, caeremos en algún momento en portales como Goodreads o Babelio donde nos codearemos con esos lectores que no pueden vivir sin compartir sus viajes. Conocer el gusto de otros ayuda a mejorar el propio, compartir las lecturas nos permite descargar un poco de esa adrenalina que nos ha dejado un viaje a otro mundo, cotejar opiniones nos permite corroborar que a veces no estamos tan errados cuando abandonamos un viaje (un libro) a mitad de camino hacia el final (antes de llegar a la última página) simplemente porque no era el medio de transporte correcto.
Estos espacios que son verdaderos clubes virtuales donde compartimos en esencia la pasión por los libros, son también una interesante fuente donde cruzar calificaciones positivas y negativas con la cantidad de opiniones recibidas y con el promedio de rating del autor basándose en toda su obra.

El resultado sorprende o quizás no tanto. Una vez más, los designios de la literatura popular son inescrutables y los escritores eruditos con o sin premio Nobel en su haber quedan relegados una vez más a las estanterías de otro tipo de lector. El lector erudito pareciera no tener cabida en el rating de los más leídos salvo raras excepciones como Umberto Eco con el “Nombre de Rosa” que se hace merecedor de los primeros lugares entre los más leídos, un top de lecturas que en el caso de Eco se eleva exponencialmente ya que ha sido también traducido a todos los idiomas conocidos. Otro que arrastra seguidores es Jorge Luis Borges que aparece como el más popular en Argentina aunque no ganó el Nobel, ni falta que le hacía. Hasta me he topado con una interesante puntuación de cinco estrellas para “Rayuela” de Cortázar aunque leyendo “la mayoría de las críticas y/o reseñas” he comprobado que son copia fiel de la contratapa de algunas ediciones o de librerías que ofrecen el libro a la venta lo cual no me garantiza que esas cinco estrellas sean producto de una lectura concienzuda del autor de “Bestiario” sino más bien producto del esnobismo que, debo reconocer, está a la orden del día en sitios como los mencionados.
En la vereda opuesta de los antes citados, los más leídos son los que no han alcanzado otro premio que el aplauso de las masas: los autores populares.
Así es como en España se impone Carlos Ruiz Zafón con “La sombra del viento” que ha hecho desaparecer a “El Quijote” o “El Lazarillo”. Y por ejemplo  Unamuno o Lorca son especies en vías de extinción.
En Colombia, un norteamericano a ultranza como Tom Clancy se impone a un macondiano como García Márquez. En Perú, el favorito no es César Vallejo, sino un guionista de Alabama: James Redfield. En Estados Unidos no hay ni rastro de los libros de la generación de Gertrude Stein, sino que la más popular es la novelista contemporánea Kathryn Stocket. En Europa, no aparecen Shakespeare, Cervantes, Dickens ni Balzac.

Lo cierto es que saber qué lugares del mundo son los más visitados (leídos) puede depararnos un sinfín de sorpresas ¿Estás dispuesto a conocer los resultados? Quítate los zapatos, arrellánate en tu sillón favorito que allá vamos.

El libro más popular ambientado en los EE. UU. es “Criadas y señoras” de Kathryn Stockett con más de 2 millones de calificaciones.
“Bajo una misma estrella” de John Green es el viaje recomendado si quieres visitar los Países Bajos. “La Casa de los Espíritus” de Isabel Allende es el destino obligado cuando se elige Chile y es más popular de Sudamérica.
Los que más han viajado a Oriente Medio y Asia Central lo han hecho a través de Khaled Hosseini, con “Cometas en el cielo” que nos traslada hasta Afganistán.
“Memorias de una geisha” de Arthur Golden nos propone una visita sin escalas a Japón . Y con “El alquimista”, una propuesta del brasilero Paulo Coelho, nos trasladamos a Marruecos.
Si te apetecen los viajes con escalas entonces saca pasaje en primera clase y siéntate junto a Chimamanda Ngozi Adichie y su novela “Americanah” ambientada en su tierra natal de Nigeria y en los Estados Unidos, su patria adoptiva.
Si alguna vez te preguntaste cómo sería visitar el Líbano pero no te atreves porque te parece poco seguro, pues no tienes más que asomarte a las páginas de “En mi corazón, niña judía”. La novela trata sobre una niña musulmana huérfana que vive con una familia judía, una historia comprensiblemente polémica escrita por Khawla Hamdi un autor en lengua árabe, nacido en Túnez.
“Mi gato Yugoslavia”, la primera novela del autor finlandés -nacido en Kosovo- Pajtim Statovci, es otro de los destinos elegidos para un libro que narra la relación entre una madre kosovar y su hijo refugiado en Finlandia.
Y ya que estamos en la Península escandinava no dejes pasar la oportunidad de visitar Suecia de la mano del más famoso, el renombrado Stieg Larsson quien recién tras su muerte conoció (como muchos) la fama de trascender con la saga Millennium, una serie de novelas criminales que sigue siendo el destino que muchos eligen cuando se trata de soñar con auroras boreales.
El Kioto de la Segunda Guerra Mundial es el destino que te espera al abrir “Memorias de una Geisha”, bajo la experta guía de su autor Arthur Golden, conoceremos los más recónditos recovecos de un Japón desconocido.
No sería fiel conmigo misma si no les confieso que cada vez que quiero viajar a Canadá abro las páginas de “Ana de las tejas verdes” de Lucy Maud Montgomery aunque haya visitado ese escenario miles de veces, lo mismo me sucede con “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel cuando añoro la ardiente tierra de México. Debo admitir que si se trata de visitar Egipto no me importa emprender un doble viaje en la distancia y en el tiempo en compañía de Mika Waltari, el autor de “Sinuhé, el egipcio”. Lo mismo me sucede cada vez que visito la Rusia de León Tolstoi en “La guerra y la paz” o Turquía de otros siglos recreada por Orhan Pamuk en “Mi nombre es rojo” o…

…“Su atención por favor, su atención por favor…”

Lamento interrumpir bruscamente este hermoso momento compartido pero está sonando la última llamada para mi siguiente vuelo… La seguimos en el próximo artículo.



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