La vida de esos otros - Red Literaria

Es asombroso…, al menos no deja de llamar mi atención, el hecho de que algunos libros sigan susurrando en mi cabeza aún después de haber terminado de leerlos días o semanas atrás.

Eso me pasó con Invierno de Christopher Nicholson, que relata de manera novelada los últimos días del escritor Thomas Hardy, sí el autor de Tess de los de Urberville, Lejos del mundanal ruido, entre muchas otras novelas. En Invierno, Nicholson parte de una premisa por todos conocida: la atracción que las jóvenes damas ejercían sobre Hardy. No necesariamente son escenas reales sino más bien una trasposición literaria de esa premisa sobre lo que sucedió en la realidad. El enamoramiento de Hardy por Gertrude Bugler (la actriz que protagonizará por primera vez a Tess de los de Huberville) es verídico, los celos de su esposa Florence se dice que también lo fueron, y la maravillosa forma que tiene Nicholson de narrarlo hace el resto.

Y es que esos condimentos imaginados son los que hacen que una historia atrape. Pero, ¿son esos condimentos imprescindibles para quien ficcionaliza la realidad lo que me atrapó? o ¿Es esa condición innata en los devoradores de libros?, esa necesidad de escarbar en la vida de esos otros. Porque de sus vidas vengo a hablarles, sí, creo que de eso se trata, de la imperiosa necesidad de meterse en la piel de esos autores que admiramos, la inevitable necesidad de conocer sus vidas, de verlos convertidos por la magia de las palabras en protagonistas de su propia historia.

Bien, es posible que parezca un intríngulis incomprensible pero dicho en buen cristiano: hoy vengo a contarles cómo los autores famosos se convierten en protagonistas de sus propias historias bajo la pluma de sus colegas.
Claro que no todos los famosos autores han llevado vidas dignas de ser contadas pero hay muchos, muchísimos que sí han tenido de verdad vidas de novelas tan noveladas como sus propias novelas.

Más arriba comienzo por citar Invierno pero esa novela no es la única entrada a la vida de los que escriben o escribieron o escribirán. Y es que muchos autores no solo son creadores de mundos ficticios, sino también protagonistas de sus propias vidas y a menudo viven narrativas igual de fascinantes que las que plasman en papel. Desde tiempos inmemoriales, la vida de los escritores ha sido un campo de batalla entre la realidad y la imaginación, entre la verdad cruda y la belleza de la ficción. Veamos, pues, cómo algunos de estos titanes literarios se convierten en héroes y heroínas ficcionales.

Ernest Hemingway es el autor que enarboló la bandera de la lucha por la autenticidad. Desde su participación en la Primera Guerra Mundial hasta sus viajes por Europa y África, se inmiscuyó en cada experiencia como si estuviera escribiendo su propia novela. Su búsqueda incesante de autenticidad se reflejó en su estilo de escritura conciso y directo, que marcó un hito en la literatura del siglo XX. Dueño de una personalidad controvertida, odiado por muchos por su carácter imperativo, soberbio, arrollador casi al borde de lo avasallador. Y sin embargo, amado a través de sus historias, donde logra capturar la esencia de la masculinidad y la aventura. Amado simplemente porque Hemingway vivió una vida tan épica como la de sus personajes, admirado porque al acercarnos a sus novelas o sus cuentos nos acercamos al hombre que las escribió.
De esa vida se inspira la novela, Mrs. Hemingway en París de Paula McLain, que es una historia de amores y traiciones de dos seres inolvidables. Ernest Hemingway y Hadley Richardson, su primera esposa. La mirada de McLain se ubica desde la perspectiva de Hadley y nos muestra a un Ernest que luchaba y empezaba a encontrar la voz que le dio un lugar privilegiado en la historia de las letras.
Todo fue a costa de sacrificar su relación con Hadley y el hijo de ambos. El rol de Hadley como esposa, amiga y musa estaba en peligro. Luchó contra los celos y la inseguridad en sí misma, pero su matrimonio ya estaba abocado a su crisis definitiva; un desengaño que terminó echando por tierra todo por lo que habían luchado juntos.

A su vez, otra novela, Adiós Hemingway de Leonardo Padura, narra la historia de un investigador cubano que se adentra en la vida y muerte del escritor Ernest Hemingway durante su estancia en Cuba, explorando su relación con el país y su legado literario.

Virginia Woolf, en un giro más introspectivo que el aventurero Hemingway, exploró las complejidades de la realidad y la percepción en muchas de sus obras. Sus novelas y ensayos frecuentemente abordan temas relacionados con la naturaleza subjetiva de la experiencia humana y cómo la percepción individual moldea nuestra comprensión del mundo. Basta leer: Mrs Dalloway, Al faro o Las olas, sus novelas más conocidas y a todas luces autobiográficas. Su vida concluyó violentamente el 28 de marzo de 1941, Virginia Woolf se puso su abrigo y salió de casa. No llevaba su bastón y en los bolsillos solo cargaba piedras. Aquel día, la escritora se arrojó a las aguas del río Ouse y se ahogó, siendo encontrados sus restos tres semanas después. De manera que veamos a Virginia Woolf tal como ella misma se veía y basada en la copiosa correspondencia, en los diarios y en el abundante material que Virginia dejó (desde sus papeles privados a su narrativa y sus ensayos), Lyndall Gordon en Virginia Woolf. Vida de una escritora, construye un excelente retrato de la escritora y de su tiempo.

A veces los autores bordan lentejuelas alrededor de la vida de esos otros, sus pares, y nos acercan una mirada idealizada, otras veces los hechos relatados son reales, la mayoría de las veces es difícil trazar una frontera entre realidad y ficción, pero siempre me ha parecido un ejercicio maravilloso asomarse a la vida de esos escritores que nos han conmovido, que nos han irritado pero que nunca nos han dejado indiferentes. Por eso hay ciertas novelas que sin ser ciento por ciento fieles a la realidad nos acercan una luz diferente sobre la vida de esos otros.

Vayan algunos ejemplos.

El invierno en Lisboa por Antonio Muñoz Molina. Aunque es una novela de ficción, presenta un retrato íntimo de la vida del escritor español Fernando Pessoa y su relación con la ciudad de Lisboa.

Los peces no cierran los ojos por Erri De Luca. Aunque los hechos son pura ficción, se inspira en la vida y obra del poeta y novelista italiano Cesare Pavese, explorando su vida personal y su relación con el lenguaje y la escritura.

En The Master. Retrato del novelista adulto, Colm Tóibín se centra en esta novela en una parte especialmente interesante de la vida de Henry James: sus días en Florencia, París y finalmente Inglaterra, durante la cual se hace más evidente tanto en su obra como en su vida la conciencia del destierro, la exploración del concepto de identidad mediante el estudio de las costumbres europeas y de la literatura estadounidense.

Miguel de Cervantes. La conquista de la ironía por Jordi Gracia, es una biografía novelada que despoja a Cervantes de los 400 años de historia que le han caído encima para acercarnos a su dimensión humana y sentimental, a su condición de firme hombre de armas e inagotable hombre de letras, al escritor único y a su vitalidad arrebatada, a su defensa de la mujer y a su afán por entender la existencia como nadie la había entendido hasta entonces: en la encrucijada moderna de la ironía.

Si lo pienso bien no es tan asombroso el hecho de que algunos libros sigan susurrando en mi cabeza, conocer la vida de esos escritores que nos han hecho estremecer es alcanzar una comprensión más profunda de las circunstancias y los desafíos que dieron forma a sus obras maestras, es no solo prolongar el placer de la lectura, es rendirles un homenaje, es comprender el complejo tejido que alimentó, alimenta y alimentará la vida de esos otros.