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Santo oficio de la memoria – Mempo Giardinelli

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Aunque no alcanzan un par de renglones, les cuento que Mempo Giardinelli nació y vive en Resistencia, Chaco, Argentina. Y aunque su trayectoria merece un capítulo aparte, con estos dos datos de alguna manera comenzamos a adentrarnos en su obra “Santo oficio de la memoria” como una historia autobiográfica.




Este libro caudaloso, maravilla no solo por su excelente discurso narrativo desde la polifonía de voces de los diferentes personajes que componen la historia sino por la humana densidad de sus perfiles. Interesante, bien escrito, humano y a la vez enriquecedor. Una excelente manera de entrar en la historia argentina desde la inmigración a fines del 1800 en adelante. Claro que conociendo a Giardinelli no puede asombrarnos el manejo del coloquial y menos aún esa innegable facilidad que se le da para generar una inmediata empatía con el lector.
Ganador  del Premio Rómulo Gallegos en 1993 Santo oficio de la memoria es la historia de  la inmigración en Argentina en 1885 encarnada en  una pareja de pobres italianos de los Abruzzos que con un niño llegan a la Provincia del Chaco. Esta provincia selvática se fundó en febrero de 1878 con 70 familias que se instalaron en San Fernando de Resistencia, ciudad 100% italiana hasta finales del siglo XIX. Estos italianos se fueron integrando poco a poco en Argentina y hablaban un dialecto propio, conocido como cocoliche, pero también como espaliano o itañol.
Esta pareja es el comienzo de una inmensa familia, una especie de clan cuyos tentáculos aprisionan personajes marcados por una etapa de nuestra Argentina clave para nuestra idiosincrasia futura. Enrevesada, arbitraria y hasta por momentos desatinada, esta familia donde predominan las mujeres y donde los hijos hombres son pocos y padecen de cierta endeblez no es única sino que es un espejo donde se reflejan miles de familias de inmigrantes que fundaron una vida en estas tierras donde todo estaba por fundarse.  
La novela se va armando en torno al testimonio de los diferentes miembros de esta familia que narran sus vidas o la mirada personal de cada uno de ellos sobre lo que marcó la vida de esta familia. El presente  del relato se sitúa en función de la espera de Pedro, uno de los bisnietos del matrimonio de inmigrantes que vuelve del exilio.
Podríamos reconocer en Pedro al propio Mempo que retorna de México luego del obligado exilio entre 1976 y 1983 pero también podríamos reconocer en ese personaje a muchos argentinos que volvían con la esperanza del re-encuentro y sin saber que aun volviendo se habían perdido para siempre. El tiempo transcurrido lejos, los afectos, las diferencias culturales entre el antes y el después, no se recupera nunca. Todo exiliado por voluntad propia o ajena sabe que al volver a la patria nada será como antes porque ellos mismos han dejado de ser los que eran.
Sin embargo, lo maravilloso es que no es Pedro el encargado de enterarse de todo esto, sino sus familiares quienes dan cuenta de lo sucedido durante esos años. Al racconto de ese breve período se acoplan los recuerdos desde el comienzo, desde la fundación de Resistencia que coincide con la fundación de esta rama argentina de la familia 
Cada personaje es maravilloso en sí mismo y es un eslabón sin el cual la cadena entera se rompería. Si bien valen destacar varios entre ellos mencionaré sin lugar a dudas al personaje que se convierte en el eje, el hilo conductor de una prosapia que es una mescolanza de tonos negros y blancos que van a parir grises en todos sus matices. Ese eje es el personaje de la Nona.
La Nona es una mujer compleja, por momentos absurdamente maliciosa por instantes sensible y siempre astuta, ingeniosa certera y acertada en sus por momentos breves discursos o simples frases conminatorias de una conducta que siempre tiende hacia la claridad y la transparencia moral y ética.
La nona marcará cuatro generaciones, cada miembro de la familia de una manera u otra ha tenido la influencia (para bien o para mal) de la Nona: excesiva, truculenta, apocalíptica, entretenida, pedagógica, malévola, paradójica, insoportable pero INOLVIDABLE. 
La Nona tiene una memoria prodigiosa y repite continuamente lo que se transforma de alguna manera en el leit motiv que da título al libro: “Lo que importa de la memoria no es tanto saber recordar, como saber no olvidar.”
Y si de memoria se trata, porque de eso justamente se trata la historia, otro personaje relevante y marcante es el llamado “tonto de la buena memoria ». No es tonto sino que tiene un retraso mental, y es considerado por la familia un tonto. Es uno de los personajes que junto con la abuela se transforma en el cofre de los recuerdos de todo lo sucedido en la familia. Un hombre que no ha dejado de ser nunca niño y desde esa especie de intermezzo temporal escucha todo y todo lo escribe. La escritura es para él una especie de terapia pero es sobre todo una forma de no olvidar, de ejercer el Santo oficio de la memoria.  

Cabe destacar el excelente trabajo de recopilación histórica, de resumen de la historia argentina y mundial desde el año 1875 y antes incluso, ya que Giardinelli se permite hablar de los romanos, los griegos y magistralmente encalla siempre en una Argentina que se va armando desde esa mescolanza de dialectos y nacionalidades que conforman un pueblo hecho a los golpes como sus habitantes mismos. 
Desde un lenguaje lejano a los libros de historia pero cercano a nuestra idiosincrasia, como si alguien que vivió los hechos para no olvidar nos contara los hechos, Santo oficio de la memoria nos dejar bien en claro que si de descubrir la historia se trata será preciso nunca olvidar lo vivido. 

 
Un canto a los recuerdos, a los inmigrantes, a la moral, a los pactos familiares a la simpleza y al valor de los sueños pero por sobre todas las cosas, un himno a la memoria.

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