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Entrar en cualquier historia de Kate Morton es descubrir su clara obsesión: la estrecha relación entre el ayer y el hoy. Y es descubrir su innegable habilidad para echar un manto de claridad sobre esos dos opuestos temporales. A la manera de las antiguas sagas familiares de la novelas inglesas clásicas, nos aúpa en brazos del ayer y nos deposita en las faldas de la realidad. La literatura inglesa es su ancestral legado y el amplio sentido de continuidad histórica que los ingleses han sabido instaurar en las letras sigue incólume. Heredera de los grandes que la precedieron, Kate Morton es capaz de acercarnos el eco de Dickens, de las hermanas Brönte de Lucy Clifford y tantos otros.
Licenciada en filología inglesa y arte dramático declara: “Soy una lectora muy ecléctica: entre mis títulos preferidos los hay desde Ian McEwan a Jeffrey Eugenides, pasando por Ruth Rendell, Daphne du Maurier, Evelyn Waugh... Son mi paleta de lecturas y los que me han dejado huella; que mi lector no los pille no les afectará al sentimiento o a la compresión de mi obra”.
Lo cierto es cada una de sus historias son una verdadera obra de fino cristal, delicada y perfecta desde sus bordes hacia su centro, sólido y resistente que la tornan no solamente verosímil sino atrapante.
El jardín olvidado no es la excepción de cualquiera de sus novelas. La historia se despliega en un escenario compuesto de instantes hábilmente amalgamados, y el resultado es un tapiz entramado con la delicadeza de un artista y el sentido estético de un artesano.
Mi primer acercamiento a su obra fue a través de Las horas distantes, con El jardín olvidado ha logrado revivir y potenciar aquellas sensaciones de la primera vez. Kate Morton subyuga, encandila y en aquellos que intentan acercarse a la experiencia de escribir es inevitable que despierte admiración y la sana envidia de alcanzar el resultado final que logra esta joven autora.
Nacida en Australia en 1976 y con tan solo 30 años logra en el 2006 su primer gran éxito con La casa Riverton y desde entonces se ha instalado como una de las escritoras románticas de los últimos tiempos más leídas y más buscadas. Kate Morton es sin lugar a dudas una artista de la palabra y una artesana en el manejo del tiempo.
Uno de los mayores retos de la narrativa de Morton está en ir saltando de pasado a presente y en coordenadas geográficas y sociales muy distintas. Ella misma explica su método: “Mantener una sola línea narrativa es pobre para mí, me aburre incluso, y el juego temporal es como hacer un puzzle conmigo misma a partir de las notas que tomo en libretas, los mapas que tengo que hacer con gráficos y líneas… Luego la intuición me da la voz y lo ensambla todo en mi cabeza”.
“La estructura para mí es un placer. Me gusta escribir y me gusta crear los personajes, la trama, el entorno... Es como ir creando todas las piezas de un puzle que va a dar como resultado lo que quiero presentar. Es como la vida: compleja, no una historia lineal.”
Lo cierto es que El jardín olvidado es uno de esos maravillosos puzzles que desencadenan en el lector la necesidad de ensamblar hasta la última pieza. Y una vez encajada la última de ellas resignarse ante esa inevitable sensación de haber terminado de leer un buen libro: la nostalgia de haberlo leído.
Como cada una de sus obras la rama gira en torno a un secreto. En este caso, La obra se concentra en la búsqueda de los antepasados de Casandra, una mujer que recibe como herencia una cabaña en Cornualles, a través de tres continentes y un siglo de historia.
Pero sin lugar a dudas la protagonista central es Eliza Makepeace, escritora de cuentos de hadas perdida en los recuerdos de Nell, abuela de Cassandra quien descubre que es adoptada en su cumpleaños número veintiuno y desde entonces se afana en desvelar los misterios de sus orígenes.
Eliza, también llamada la Autora vive en el plano temporal más lejano que trabaja Morton, Nell representa el plano medio y Cassandra será simplemente la encargada de unir el presente con el lejano y misterioso pasado de su abuela Nell.
El libro puede mirarse con ribetes autobiográficos si pensamos que la porpia abuela de Kate Morton (como la abuela de Cassandra) se entera a los veintiún años que no es hija biológica de sus padres. Aquel era un secreto oscuro en la familia y se transformó en el secreto oscuro que tira de los hilos de esta historia.
“Toda historia debe tener un secreto para ser interesante” dice Eliza, la protagonista de El jardín olvidado y parece de alguna manera ser la voz de la propia Morton ya que de eso justamente se tratan sus historias. Secretos que prácticamente se materializan y cuyos personajes deben desenredar como viejas madejas abandonadas.
En torno a esos secretos que toda historia debe guardar, cuidando que las acciones sean casi como un engranaje de relojería perfecto y poniéndose en la piel de personajes creíbles Kate Morton logra una vez más una trama hábilmente urdida.
El jardín olvidado espera que seas el próximo lector en hallar esa punta oculta que unirá pasado y presente en un recorrido por los escenarios ingleses de principios y mediados del 1900 y del siglo XXI donde la historia nos deposita en su desenlace.
Porque por supuesto el final es a la medida de Kate Morton sin lugar a dudas una escritora con brillo propio que no olvida el pasado pero mantiene los pies firmes en un presente que solo le ha deparado hasta ahora éxitos.
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