Descripción
En «Cómo me hice socialista», Jack London nos cuenta cómo los grandes espacios y las oportunidades aparentemente inagotables del oeste americano lo convirtieron durante años en un individualista impenitente, fiel a una ética del trabajo que no conocía más culpa que la debilidad. Pero en su posterior viaje a la costa este se dio cuenta de que los trabajos manuales y de baja cualificación —los mismos que había realizado él hasta entonces— constituían una trampa de la que no había salida y cuyo único horizonte era una vejez prematura y miserable. El regreso del autor a la costa oeste después de esta experiencia ocupa el conjunto de relatos autobiográficos titulado En ruta, el recorrido en tren por los Estados Unidos de un London reducido a la mendicidad, que recurre a toda clase de ardides para obtener la comida del día o de peripecias para colarse y viajar de polizón en el primer tren que le permita proseguir su viaje a ninguna parte. El clímax del relato llega con el encarcelamiento de London, bajo el cargo de vagabundeo. El encierro de tres meses le permite confirmar que lo que ocurre en el interior de los muros de la cárcel se parece muchísimo a lo que, de un modo velado, ocurre fuera de ellos: la explotación, el abuso, la ley del más fuerte. Y a medida que discurre el viaje y se suceden los avatares descubrimos a un joven London persuadido de la fatalidad de la miseria humana. Pero también encontramos a un London que, a pesar de su precoz desencanto, lucha a su modo por sustraerse de la mezquindad que lo rodea, aunque al precio de convertirse en un paria, en un perfecto miserable a los ojos de los ciudadanos decentes. En los Escritos políticos («Cómo me hice socialista»; «Revolución»; «El esquirol»; «La Jungla»). London explicita las razones de su ideología política, el socialismo, y de algunas otras de sus ideas sobre la condición humana que lo convirtieron en un autor tan apreciado por algunas de las figuras políticas y revolucionarias más destacadas del siglo pasado, como el Che.